jueves, 18 de junio de 2009

Un film con sabor a corto - Vacaciones de Ferragosto

Antes de empezar a escribir, quisiera atraer la atención de los lectores (seguramente mi madre y alguna persona más que se haya perdido navegando por la red), preparar una excusa convincete capaz de persuadir a los más escépticos, y hacerles ver que escribir en un blog es complicado para un joven estudiante que se pasa día y noche destiñendo su piel a la luz del flexo de estudio. Cierto es a su vez, que no todo el año es época de exámenes, por lo que mi disculpa no sería del todo completa, y tira por tierra las aspiraciones para convencer al personal. Sea como fuere, aquí estoy de nuevo (madre), con ganas de escribir de forma dinámica y con mayor periodicidad, al fin y al cabo Roma no se hizo en un día.


Después de este breve párrafo introductorio, que a más de uno le habrá parecido pesado e innecesario, es momento de adentrarnos en el mundo cinematográfico, teclear impulsivamente esas teclas y escribir de forma mecanizada un post mediocre que vague por la red ante la indiferencia de los usuarios. Mi aspiración no es que me lean todos, con unos pocos me conformo. A lo sumo 2, porque 3 son multitud, y ante la masa nada se puede hacer.

En época de exámenes no hay tiempo para leer, para ver la tele, para correr o para ir al cine. Sin embago la paradoja envuelve al estudiante, y yo no podía ser una excepción. A dos días de una prueba importantísima me hablaron de una película italiana con matices neorrealistas y cuyo director y guionista, Gianni Di Gregorio había trabajado en la reconocidísma "Gomorra". Estoy hablando de "Vacaciones de Ferragosto", un film de 75 minutos, cautivador, sincero, con rasgos del "cine renovado" y que cuya sencillez llega a prender al espectador en una historia de profundidad y hondura. El director y protagonista interpreta a un cincuentón pausado y protegido bajo las faldas de su madre, que debe hacerse cargo de cuatro ancianas durante las Vacaciones de Ferragosto.

No pretendo romper la esencia de la película, por eso me parece innecesario contar nada más sobre el desarrollo de la misma. Se trata de un recomendable film con sabor a corto que ofrece una reflexión sobre la vejez, el paso del tiempo, y sobre el propio país italiano. Cámara en mano y con un reparto no profesional que firma una gran interpretación, la película deja un espléndido sabor de boca, unido al regustillo de palomitas saladas. El humor se entrelaza con la insólita situación para dar lugar a una obra resultista y conmovedora, que sin duda acabará convenciendo a todos los espectadores.



David Gutiérrez