martes, 9 de diciembre de 2008

Songs from the second floor - Roy Andersson (2000)




Cuando los necios hablan con los locos.


Tras el fracaso comercial de su segunda película, “Giliap” (1975), este director sueco se dedicó a la publicidad. Veinticinco años después volvió a los cines con esta cinta.

Precisamente en “Songs from the second floor” se puede apreciar la influencia de esos años en los que rodó más de cuatrocientos anuncios.


“Canciones del el segundo piso” podría considerarse una película collage, no formalmente como “Las margaritas” de Chytilova, pero sí en el aspecto de que cada escena sucede en un lugar diferente, sin transiciones entre uno y otro. Siempre cámara fija, plano general/medio y composición ultra-cuidada.


La cinta nos cuenta más de diez historias con un sinfín de personajes.

Al principio parece que todo sean sketches independientes, más tarde descubrimos que muchos están interconectados entre si.

Sirviéndose en muchos casos de un humor absurdo y negrísimo –apuesto a que bebe de los Monty Python-, Andersson hace una dura crítica a la socialdemocracia, al capitalismo, consumismo, a la Suecia partidaria del régimen nazi y hasta a la religión (no se salva ni el apuntador).

Marcha de autoflagelación masiva (fondo)


Las víctimas del capitalismo


“Songs from the second floor” es una película que habla de todo y nada, del detalle y lo general, lo pequeño y lo grande, del sentido, del sinsentido, de la vida. Mediante sus múltiples historias, e inspirándose en parte en un poema de Cesar Vallejo, la película nos habla de temas tan insignificantes como pillarse los dedos con una puerta y de otros tan profundos como la necesidad de amor.


Ésta es una película inteligentísima que apuesta por una escenografía e iluminación cuidada al más mínimo detalle.

Sus dosis de humor negro, su profundo simbolismo y la indescriptible belleza de muchos de sus planos hacen de ella una película muy interesante, con algunos momentos inolvidables.



Jorge

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